Suena el celular como si cantaras en mi oído muy despacio, no quiero atender, sé qué es la última vez que vamos a hablar y me desarmo por dentro.
La puerta abierta que da al balcón, trae un pájaro gritando, me despierto, y el vacío entre mis manos sigue creciendo en el sonido de las despedidas son voz.
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