manzanas caidas

miércoles, 10 de febrero de 2021

 

I

No voy a hablar del llanto contenido en mis ojos desbordando en las nubes de la ciudad, ni de la desolación de mis calles, aún cuando viven inundadas de recuerdos aunque Santiago no esté, ni tampoco de la angustia que entraba por la ventana cuando todo era gris, y mucho menos voy contarles de la esperanza que intentaba asfixiar con muy buenas razones.


II

Ya sé cómo se sobrevive a éste sentimiento miserable, ya sé dónde tengo que ir, que es lo que debo hacer, a dónde dirigir mi energía, ya sé, juro que lo sé.


III

Yo caí, nuevamente, hasta el fondo del pozo, desde donde escribo y me acuerdo de Burundi.





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